CPEM nro. 87 – CENTENARIO. HISTORIA. Período de Ambientación. 1ro. A; B; C y D.
Trabajo Práctico nro. 1.
1- Lee atentamente los mapas “A” y “B”:
a. Enumera cuántos pueblos originarios existían antes de la llegada de los españoles.
b. Clasifica los territorios que ocupaban, según la división política de la Argentina.
2- Lee el siguiente texto por primera vez.
a. Inventa un título.
3- Lee nuevamente el texto.
a. Confecciona un cuestionario del texto, subrayando en cada párrafo la palabra clave que la contesta.
b. Compara las acciones de los primeros pobladores y de los conquistadores. ¿Qué intereses los mueven a cada uno?
c. Expresa tu opinión: ¿Consideras que existe alguna situación injusta? ¿Cuál?
d. ¿Conocés que sucedan hechos similares en la actualidad? Mencionalos.
“Dios no ha hecho nacer en los campos, y éstos son nuestros; los blancos nacieron del otro lado del Agua Grande y vinieron después a robarnos los animales y a buscar la plata de las montañas. (…) En vez de pedirnos permiso para vivir en los campos no echan y nos defendemos. Si es cierto que nos dan raciones, éstas son en pago muy reducido de lo mucho que nos van quitando; ahora ni eso quieren darnos y como se concluyen los animales silvestres, esperan que perezcamos de hambre. (…) Nosotros somos dueños y ellos son intrusos. Es cierto que prometimos no robar y ser amigos, pero con la condición de que fuéramos hermanos.”
Trabajo Práctico nro. 2. Análisis de un texto.
1- Lee el siguiente texto por primera vez.
a. Explica en tres renglones a que tema hace referencia.
b. Inventa un título.
2- Lee el texto por segunda vez.
a. Subraya las ideas principales.
b. Destaca al lado de cada párrafo una palabra clave que lo sintetice.
3- Identifica qué intereses están en juego?
4- ¿Cómo obtuvieron las tierras los conquistadores?
5- ¿Se reconocieron los derechos de los primeros pobladores? ¿cuál es el problema entonces?
6- Compara la conducta de los españoles cuando llegan a América y la conducta de Julio A. Roca en la expedición al desierto?
7- ¿Qué relación encuentras entre el pasado y el presente en esta situación?
En la última década se ha iniciado un proceso imparable de recuperación de la identidad del pueblo mapuche en Argentina y de revisión de la historia oficial. Desde 2001 cerca de 240 mil hectáreas han sido recuperadas por las comunidades mapuche, gente de la tierra, en su idioma ancestral.
El 8 de noviembre de 2010 un editorial del diario La Nación alertaba sobre el peligro que significaba, una moda que pretendía mostrar la Campaña del Desierto de 1879 como un genocidio contra los pueblos originarios y cambiar el nombre de las calles que recuerdan a Julio A. Roca, el general que dirigió la “expedición”. No menos peligrosas resultaban para el diario de los productores agropecuarios la ola de recuperaciones de tierras por parte de comunidades mapuche que ‘asolan’ a los estancieros patagónicos.
“Están preocupados porque ven que el pueblo mapuche ahora pelea por sus derechos”, dice Lefxaru Nawel, del Observatorio de los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas (ODHPI). “Ellos quieren que los mapuche sean lo que fueron 50 o 100 años atrás, cuando pasaron de ser dueños de sus tierras a ser peones del estanciero que llegó a usurparlas”.
El 23 agosto de 2002, Rosa Nahuelquir, después de perder su trabajo por la crisis, y su marido Atilio Curiñanco, decidieron recuperar una parcela en Leleque, al norte de Esquel (Chubut), que durante generaciones había pertenecido a la familia de Atilio. No sospechaban a quién tendrían que enfrentar para alcanzar su sueño: nada menos que al gigante textil Luciano Benetton. Tampoco sospechaban que el conflicto con la empresa italiana se convertiría en un referente de la lucha de los pueblos originarios por la tierra y que estimularía cientos de nuevas recuperaciones.
Mucho menos imaginaban que al rastrear el origen de la supuesta propiedad de Benetton sobre esas tierras quedaría desenterrado uno de los mayores escándalos de corrupción de la historia argentina. En 1896, 12 años después de que finalizara la Conquista del Desierto, el presidente argentino José Evaristo Uriburu donó 900.000 hectáreas a diez ciudadanos ingleses. Poco después, estos personajes anónimos traspasaron sus estancias a la Argentinean Southern Land Company Ltd, una “empresa fantasma creada con el único propósito de recibir la donación de esas tierras”, precisa Gustavo Macayo, el primer abogado del matrimonio mapuche. Esta donación, que violaba toda la legislación de la época, se realizó en secreto y así se mantuvo durante más de cien años. “Una de las teorías más sólidas es que esa donación fue en pago o en recompensa por las armas automáticas inglesas que se usaron en la Conquista del Desierto”, afirma Macayo.
El escándalo desencadenado y la lucha de esta familia mapuche revitalizaría un proceso de revisión de la historia argentina, que tenía que terminar cuestionando la actual distribución de la tierra, “originada precisamente con la Campaña del Desierto”, sostiene el historiador Osvaldo Bayer. Según recuerda el autor de La Patagonia Rebelde, 42 millones de hectáreas fueron entregadas a 1.800 estancieros integrantes de la Sociedad Rural, una organización que cofinanció la Campaña contra los pueblos originarios. El resultado de la misión militar fueron 14.000 indígenas muertos y alrededor de 14.600 tomados como esclavos. Para los supervivientes empezó “un largo período de indigencia”, cuenta Bayer, ocupando las peores tierras, sin armas legales para defenderse del empuje de los terratenientes. Los que terminaron viviendo en la ciudad, cerca del 60% de la población mapuche actual, tuvieron que instalarse en las periferias urbanas, en los barrios más pobres, “sin posibilidad de desarrollo o acceso a la vivienda”, perdiendo lentamente la identidad, la memoria y la cultura, según cuenta Lefxaru Nawel. Los conflictos por la tierra se multiplicaron a partir de 2001, no sólo por un proceso de recuperación de la identidad del pueblo mapuche, sino por el incremento exponencial de las presiones económicas sobre las tierras habitadas por las comunidades. A las presiones del negocio turístico e inmobiliario, se le sumó el ingreso de compañías petroleras y mineras a los territorios mapuche.
Esta presión sobre el territorio también se hizo carne con la llegada de una nueva hornada de estancieros: multinacionales y millonarios europeos y norteamericanos que “han encontrado en los bienes raíces un sitio seguro para tener los capitales, nichos donde con ciertos grados de corrupción necesaria se van convirtiendo en propietarios de grandes extensiones de tierra”, explica Otal. Luciano Benetton, el millonario británico Joe Lewis, el estadounidense Douglas Tomkins, el presentador argentino Marcelo Tinelli o Ted Turner, dueño de un imperio mediático, son sólo algunos nombres de estos nuevos grandes estancieros. Los conflictos con estos nuevos dueños de la tierra no tardaron en surgir.
El caso Nahuelquir-Curiñanco “generó mucha actividad, entre otras cosas actividad legislativa”, dice Macayo. En 2006 se aprobó la Ley Nacional de Emergencia Indígena, que paraliza todos los desalojos hasta que se haga un relevamiento de las ocupaciones actuales de las comunidades. Sin embargo, a cuatro años de la Ley, los desalojos contra los pueblos originarios no han cesado y el relevamiento continúa sin iniciarse en la mayoría de las provincias. Pese a la teórica suspensión de los desalojos, éstos se siguen produciendo por orden de jueces provinciales en un contexto donde “la ley no se aplica”.
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