“Mi pensamiento no fue jamás gobernar al país sino la concepción de un plan reparatorio fundamental al que debí inmolar el desempeño de todos los poderes oficiales”. “No he venido a castigar ni a perseguir, sino a reparar…soy el mandatario supremo de la Nación para cumplir las más justas y legítimas aspiraciones del pueblo argentino”.
¿En que consistía “la reparación”? En intervenir las provincias y ponerlas en condiciones electorales, es decir, llamar a comicios limpios, devolviendo a los pueblos sus justas y legítimas aspiraciones. En síntesis devolviéndole la soberanía.
Pero no era una intervención partidista que viniera a sacar a los conservadores y reemplazarlos por radicales, a lo menos en sus propósitos iniciales. Por regla, el interventor sería un magistrado o un ex magistrado de irreprochable conducta, o, a veces, un opositor de conocida probidad. Su sola misión era presidir comicios correctos, de “guante blanco”, que en el pensamiento de Yrigoyen darían el triunfo a los radicales. Si ocurría lo contrario y los opositores demostraban ser los más, a ellos debería entregárseles el gobierno.
Las intervenciones reparadoras se mandaban durante el receso legislativo, aunque faltaran días para iniciarse las sesiones ordinarias o éstas hubiesen terminado poco antes. Este procedimiento tan contrario a la división de poderes se debía a que el radicalismo era minoría tanto en la Cámara de Diputados, como por supuesto en el Senado. La primera intervención reparadora fue a Buenos Aires. Hubo incomprensión a Yrigoyen incluso dentro de los radicales. La libertad electora era tomada por los “doctores” radicales como finalidad exclusiva de la política y no como medio para conseguir gobiernos populares y por lo tanto nacionales; la honradez administrativa y la impersonalidad que Alem había enunciado contra Mitre, se esgrimieron como filosofía liberal contra el caudillo, fuese Alem o Yrigoyen; y el sentimiento nacional fue entendido como la “nación” con prescindencia del pueblo y sin comprender las ataduras imperialistas. Los intelectuales radicales asumieron desde un primer momento una posición adversa al personalismo. Ellos eran: Vicente Gallo, Leopoldo y Carlos Melo, Carlos Alfredo Becú, Joaquín Castellanos, Francisco Barroetaveña. Se sumaban a ellos los centro y círculos de la alta y media sociedad, los intelectuales de izquierda o derecha, los claustros universitarios. La crítica fue mordaz y virulenta. Como no se lo podía comprender se lo odiaba; un odio impotente porque Yrigoyen no parecía molestarse por las críticas y nunca tomó una represalia ni permitió que otros lo hicieran.
Tenía también oposición parlamentaria. No podía contar con apoyo, y menos con la comprensión en el congreso. En 1916 había solo 45 diputados radicales contra 70 opositores; 26 senadores de la oposición y apenas cuatro radicales. Los socialistas no dejarían de oponerse tampoco.
Política internacional.
Yrigoyen, contra todo su partido; mantuvo una postura neutral durante la primera guerra mundial. La clase dirigente del radicalismo (los azules) eran aliadófilos (estaban a favor de los franceses e ingleses). Tanto Estados Unidos, como la prensa presionaron para que Argentina rompiera relaciones y declara la guerra a Alemania. En dos ocasiones Alemania debió solicitar disculpas e indemnizar a nuestro país, luego de haber hundido dos buques mercantes. Vale aclarar que el bloqueo submarino alemán fue desconocido por Argentina y que Alemania nunca pidió perdón a Estados Unidos y sí a nosotros. Además la posición neutral, tan criticada por la “opinión culta” no perjudicó a la Argentina luego de terminada la contienda. Por el contrario, la Argentina no solamente fue respetada por los vencedores, sino buscada porque su gran producción cubría las necesidades emergentes del conflicto.
Finalmente, cuando en 1919 Wilson (Presidente de los EEUU) creó la Sociedad de la Naciones , Yrigoyen ordenó oponerse al distingo entre beligerantes y neutrales, incomprensible con una liga permanente. Debía además exigirse la admisión de todos los estados, sean estos vencedores, perdedores o neutrales. Como esta posición no fue aceptada, Yrigoyen ordenó retirarse de la Liga.
Características personales.
Yrigoyen era pausado en sus resoluciones, porque las meditaba mucho. No habría mediado mayor inconveniente si no hubiera sido excesivamente personalista. Toda medida de gobierno debía consultársele, hasta las minucias administrativas, como el nombramiento de directores de bancos o decisiones ministeriales. Los ministros y altos funcionarios debían pasar por la “amansadora” que era la antesala de espera del despacho presidencial. Había mucha gente esperando durante horas un encuentro con Yrigoyen.
Reforma Universitaria.
Desde comienzos de siglo, los grupos de profesionales de los sectores medios urbanos se enfrentaban con los miembros de la elite en relación con el acceso de las universidades. Desde este punto de vista el apoyo del gobierno radical a la reforma universitaria de 1918 puede comprenderse, también, como otro aspecto de la política de reformas a favor de los sectores medios urbanos.
En Junio de 1918, los estudiantes de la Universidad de Córdoba organizaron una sucesión de huelgas que se extendieron por varias facultades; en alguna de ellas alcanzaron un alto nivel de violencia. Sus objetivos eran modificar los planes de estudio y poner fin a la influencia eclesiástica en la educación universitaria. Los estudiantes reformistas afirmaban que el sistema educativo vigente hasta ese entonces era antiguo y mediocre y que no permitía la libertad de pensamiento. Para modificar esta situación , el movimiento demandó el establecimiento del principio de autonomía universitaria: el derecho a que cada universidad se diera su propio gobierno, el que debía contemplar la participación de estudiantes, profesores, y graduados de las diferentes casas de estudio. Junto a estos reclamos de democratización, también expresaba que las universidades debían ser ámbitos educativos en los que se respetara la libertad de opinión, la libertad ideológica y la gratuidad de la enseñanza. El movimiento reformista reclamó la supresión de las cátedras vitalicias, a cargo de profesores designados por el rector, y su reemplazo por profesores nombrados luego de la realización de concursos periódicos.
El gobierno aceptó las demandas más concretas de los estudiantes; y después de negociaciones entre los funcionarios universitarios y los dirigentes del movimiento estudiantil, se simplificaron los criterios de ingreso y se modificaron los contenidos de los planes de estudio. La acción más importante fue la creación de nuevas universidades que ampliaron las posibilidades de los sectores medios de acceder a la educación universitaria (Ej. La Universidad del Litoral).
Muy buena la informacion 😁
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